MÉTODO

El actor cuenta con su voz, su cuerpo y su imaginación como grandes recursos para lograr el objetivo de seducir al público. Un buen equilibrio de esos componentes, unido al coraje de aceptar el riesgo del imprevisto, nos acerca a una interpretación transparente y auténtica.

Nuestro método, extraído de una larga experiencia con personas con discapacitad intelectual, se fundamenta en sintonizar la mente y las emociones de tal manera que la primera (que provoca un exceso de planificación y control) no pervierta la veracidad de las acciones y la fuerza de los impulsos.

Aprendemos a bailar con el miedo, para aceptarlo como aliado, y a retomar la manera en que jugábamos cuando éramos niños: libres, espontáneos y en estado de gracia.

Decálogo del actor

improvisa

Como el pez pequeño alíate a la aventura y no trates al imprevisto como a un enemigo. El espíritu improvisador dota de espontaneidad a nuestros objetivos en una escena y por tanto generamos la sensación de que lo que nos pasa, nos pasa por primera vez.

Acepta

Negar nos saca del juego dramático y nos hace falsos, deshonestos y rutinarios en la escena. Negar es algo más que decir no: es no aceptar la aventura que se nos propone, es dar la espalda al conflicto escénico, es no tener el coraje de afrontar el conflicto de nuestro personaje.

Arriesga

Sólo el que arriesga tiene frutos satisfactorios. Acomodarse en la técnica, ensayar para controlar el más mínimo detalle, colocar una red a nuestros propósitos es matar la creatividad. Sólo asumiendo el fracaso estaremos en predisposición de hacer un salto heroico como el equilibrista que atraviesa la cuerda… sin red.

Despréndete

Despréndete de tensiones, de miedos, de tabúes, de órdenes, de leyes, del peso de lo correcto. Llega hasta la esencia de ti mismo. No dejes que las capas de “lo correcto”; te estorben en tu camino hacia la transparencia.

Libérate

Alcanza la libertad como lo haría un águila deseosa de salir de su jaula. Sin los barrotes opresores podrás desplegar esas alas que nacieron contigo para volar. Tienes las herramientas, tienes las mínimas condiciones genéticas ¿Qué te frena? ¿Qué impide que la naturalidad no asome? El conflicto que nos mueve en la escena hay que buscarlo en nuestros miedos y por tanto en algún rincón de nuestra cabeza.

Autorízate

¡Tú puedes! Si no te lo dices a ti mismo no esperes demasiado que te lo digan los demás (están demasiado ocupados en conquistar su propia autorización) Aunque parezca absurdo ésta es una de las claves para abordar una buena interpretación. Cuídate de los que afirmen rotundamente que el camino artístico es sólo para los que nacieron con talento ¿Qué es el talento? El arte de la actuación es una mezcla de trabajo, perseverancia y AUTORIZACIóN personal. Si a eso lo queremos llamar talento allá¡ cada uno.

Adáptate

Recuerda: “si no puedes con el viento construye molinos”  La adaptación es una forma muy inteligente de favorecer el logro de objetivos.

Juega

Como los niños en el patio de un colegio. La aceptación del juego nos introduce en el conflicto dramático y nos confiere credibilidad, espontaneidad y verosimilitud. El juego es el alma del teatro.

Imagina

No subestimes el poder de la imaginación; es nuestra herramienta más potente. Para los amantes de la memoria emotiva les sugiero una buena dosis de, desmitificador, poder imaginativo.

Trabaja

Cultiva cada una de las sugerencias de este decálogo si lo crees conveniente y añade alguna sugerencia más si eso te sirve para encontrar tu propio método; pero, nunca dejes de trabajar hasta el agotamiento si fuera preciso. El trabajo es el camino más fiel para lograr el éxito. Picasso decía que unos pintaban lo que vendían mientras que él prefería vender lo que pintaba. Crea para contentarte a ti y después felicítate si logras contentar a los demás.

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